viernes, 26 de abril de 2013

El respeto es la leche

Al poco de quedarme embarazada una amiga me regalo "Un regalo para toda la vida", de Carlos González y tengo que reconocer que empecé a leerlo sin mucha esperanza de que me gustase pero enseguida me enganchó y hoy por hoy puedo decir que nunca agradeceré lo suficiente a esa amiga que lo llevara a mis manos.

Ese libro me hizo descubrir las bondades y enormes beneficios de la lactancia materna, me ha ayudado a entender el comportamiento de mi bebé y a confiar en mi capacidad para amamantarla. Puedo decir que la lactancia para mi es un placer que espero que nos dure mucho.

Pero también conozco de cerca casos en los que la lactancia está siendo dura, hay problemas de grietas, infecciones y mucho dolor. Dolor físico y dolor emocional porque a veces no es posible seguir, hay que descansar y en ocasiones no queda más remedio que recurrir a la leche de fórmula. Aún así siguen intentándolo, sacándose leche y poniendo al bebé al pecho aunque tengan que morderse el labio para aguantar el dolor, conscientes de que es el mejor alimento que pueden ofrecer a su hijo. Pero creo que nadie se atrevería a criticar que, en esas circunstancias, se optase por la lactancia artificial.

Yo tampoco quiero criticar a las mamás que optan, por un motivo u otro, por la lactancia artificial de sus peques. Soy una madre lactante convencida y orgullosa de ello y creo que la información sobre las maravillosas ventajas de amamantar son amplias y están al alcance de todas. Por eso doy por hecho que la madre que decide no dar el pecho es perfectamente consciente de lo que gana y lo que pierde. Y lo respeto, por supuesto. Lo que me da mucha rabia es la falta de sinceridad y que se ponga de "excusa" al bebé para justificar el biberón. Los bebés no pueden elegir y si pudieran siempre prefirirían la leche de mamá. Los verdaderos motivos pueden ser muchos y variados, desde que lo ha dicho el pediatra hasta que no queremos estar todo el día con la teta fuera o que preferimos más libertad de movimiento sin estar junto a nuestro bebé veinticuatro horas al día. Compartiré o no estas razones, pero las respeto siempre que sean sinceras.

Hace poco unas amigas me decían que actualmente hay mucha presión sobre la lactancia materna, que parece que si no amamantas estás cometiendo un crimen y cuando dar el pecho se hace cuesta arriba por algún motivo es fácil que la mamá se sienta muy culpable. Y no debe ser así. Como decía antes, la decisión final es de la madre y ella debe tomarla conscientemente y en función de sus circunstancias y debe ser respetada. Por eso desde aqui pido el mismo respeto para aquello mal llamado 'lactancia prolongada' (no es prolongada porque no hay un tiempo máximo que prolongar, la lactancia se mantiene mientras la mamá y el bebé quieran) y que no se mire como un bicho raro a una mujer amamantando a su hij@ de dos, tres o cuatro años.

El respeto es la leche, sea materna o artificial, y por eso hay que dejar hacer a cada mamá, ayudarla y apoyarla en sus decisiones que serán lo que ella considera lo mejor para su bebé. Porque nuestros niños necesitan leche pero lo que más necesitan es a su MADRE y una mamá feliz y que les quiera es lo mejor que les puede pasar.

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