miércoles, 29 de mayo de 2013

La maternidad de la A a la Z: P de papá


Aquí estamos de nuevo con la cita semanal que Vero de Trimadre a los 30 ideó para llevar a cabo entre tod@s una de las iniciativas más chulas de la blogosfera.


Mi palabra de esta semana es PAPÁ. Esto es lo que nos dice la RAE:

papá.
(Del fr. papa).
1. m. coloq. padre (respecto de sus hijos).
 
 Y por referencia...
 
padre.
(Del lat. pater, -tris).
1. m. Varón o macho que ha engendrado.
2. m. Varón o macho, respecto de sus hijos.
3. m. Macho en el ganado destinado a la procreación.
4. m. Cabeza de una descendencia, familia o pueblo.
5. m. U. para referirse a ciertos religiosos y a los sacerdotes.
6. m. Origen, principio.
7. m. Autor de una obra de ingenio, inventor de otra cosa cualquiera.
8. m. Rel. Primera persona de la Santísima Trinidad.
 
Dejando a un lado las implicaciones religiosas (las que me conocéis sabéis que no va conmigo) he de decir que me ha gustado especialmente el sexto significado (uy! ha sonado como El Sexto Sentido; en ocasiones veo...bueno, da igual! jejeje). Origen. principio. Me ha sonado solemne, casi místico. Y es cierto. Mi primer post se tituló "El principio del comienzo" haciendo referencia a mi hija (Alicia, mi Verdad, ya sabéis...) y el origen de ella, obviamente, fuimos su padre y yo.

Para mi el padre es la mitad de la perfección que supone un hijo y, al menos en mi caso, uno de los principales motivos por lo que quieres tenerlos. Porque amas a esa persona tanto que quieres personificar ese amor en algo más grande que vosotros dos; como nos dijo mi hermano el día que nos casamos "aquello que os haga inmortales, vuestra huella en el mundo".

Es un pilar de apoyo permanente, la fuerza para seguir cuando flaqueas y crees que no puedes más, el que siempre sabe mantenerse en un segundo plano porque 'madre no hay más que una' aunque él se merezca el premio al mejor protagonista.

Es el ejemplo, la confianza, el referente para sus hijos. Esa especia de héroe al que admirar sin importarles nada más, porque su papi es el mejor.

Pero mi palabra no era padre, recordáis?? Era papá.
Porque papá es el mismo padre fuerte, líder, jefe de la tribu. Pero es más que eso; es el que juega con sus peques, les lee cuentos y hace el tonto hasta el límite para conseguir una sonrisa. Papá es el padre desde la ternura, la figura de autoridad llena de amor. Padres son los demás, papá es el tuyo.

Y como no podía ser menos tengo que dedicarle este post a los que siento, vivo y pienso como los mejores padres del mundo, el mío y el de mi hija. Ellos son mi inspiración y les quiero con toda el alma. Gracias cariño. Gracias papá.

 

martes, 28 de mayo de 2013

Y entonces llegó ella (el desenlace)

14 de enero, seis y cuarto de la mañana, un frío tremendo y nadie por la calle. Salimos los dos, solos y juntos, tranquilos, y nos montamos en el coche. Emprendimos camino al hospital del que nos separaba casi media hora de trayecto, escuchando música y cogiendo las rotondas con cuidado porque yo veía las estrellas. Las contracciones seguían así que pintaba que la cosa no era broma.

Llegamos al hospital y la sala de espera de urgencias vacía, le explico a la chica de recepción que estoy de cuarenta semanas y con contracciones desde ayer y enseguida me pasa con la matrona. Pobre! Si tenía la marca de las sábanas aún en la cara... Me faltó decirle: -Hola! Qué tal? Vengo a animarte un poquito la guardia!!

Me examinó y el cuello ya estaba borrado pero aún no había dilatado nada, no estaba de parto. Me desinflé un poco, lo reconozco, pensé que la cosa habría avanzado un poco más. Me puso el monitor y en función de lo que viese tomábamos la decisión. Y allí nos quedamos, mi marido, la maquinita, nuestra pelota de tenis y yo. Sí, sí. Habéis leído perfectamente. Pelota de tenis. Mis contracciones venían 'de riñones' y hacer rodar la pelota fuerte masajeando las lumbares me aliviaba cosa fina. Él miraba el impreso del monitor, yo le preguntaba e intentaba mantenerme relajada. Al rato la matrona pasó a recoger el informe, se lo llevó y volvió a aparecer a los pocos minutos:
- Aún no estás de parto pero te vas a poner en nada. Con estas contracciones no te puedo mandar a casa así que te quedas ingresada.
Según salió del box mi chico y yo chocamos las manos en señal de triunfo; primera meta conseguida: no nos habían mandado de vuelta a casa.

Nos subieron a la habitación y mi amor me hizo una preciosa foto junto a la ventana, la última foto con Ali dentro de mi. A pesar del frío era un precioso día de invierno. El sol había salido a recibir a mi pequeña.
Avisamos a nuestros padres y hermanos y gracias al suero que me pusieron (no había desayunado nada y la cena de la noche anterior salió por donde había entrado...) las contracciones aflojaron y me quedé adormilada un rato.

Mis padres y mis suegros llegaron justo para verme, darme un beso y...adiós!! Me bajan a dilatación!! El celador, un encanto, bromeando y charlando conmigo. Y cuando llegamos abajo...Mª Eugenia!! Mi querida Mª Eugenia!! La matrona que había conocido el día que fuimos a visitar el hospital era la que me iba a acompañar. Aquello marchaba muy bien.

Me volvió a colocar el monitor aunque me dio libertad total para levantarme y moverme lo que necesitara, y me confirmó que ya habían avisado a mi ginecólogo de que yo estaba allí. Al rato vino a explorarme de nuevo y la cosa seguía muuuy lenta, además de que las contracciones habían aflojado hasta casi desaparecer. Me puso oxitocina, muy poquita me dijo, para que avance el parto pero no te duela. Me trataba con un cariño y una dulzura que hicieron que estuviese muy cómoda.

Sorprendentemente llevaba mejor el dolor tumbada y con el masaje de la pelotita así que allí seguimos, aunque con la oxitocina sintética dolían mucho más.

Un rato después mi marido me dijo: -Creo que vienen a verte... Y escuché fuera la voz de Miguel Ángel, mi médico. Ya estaba allí y enseguida entró en la sala a ver cómo estaba. Es un encanto de hombre y ese día me transmitió mucha seguridad y calma. Al explorarme de nuevo ya había dilatado 3 cm (mi record!!) pero al tocar la cabeza de la niña peloteaba hacia arriba. El monitor indicaba que Alicia estaba en el límite de la taquicardia así que me explicó las opciones.

Podíamos esperar a ver cómo avanzaba aunque por el tiempo de gestación, volumen de contracciones, etc, era raro que no hubiese dilatado más (al no encajarse la niña no ayudaba). Además él tenía consulta y si la niña hacía "un extraño" vendría enseguida pero posiblemente tuvieran que atenderme de urgencia. Otra opción era hacer cesárea, ya o por la tarde si el parto no avanzaba.

En ningún momento nos presionó. Allí estábamos los cuatro: mi médico, mi matrona, mi marido y yo, y juntos teníamos que tomar la mejor decisión Se limitó a decirnos que si queríamos su opinión, él haría cesárea porque había algo (desproporción, cordón...) que no estaba dejando a la niña bajar y ya se hacía notar en el ritmo de su corazoncito. Nos consta que es muy 'pro-parto' así que si nos decía eso, por algo sería...

No lo dudamos. Decidimos hacer la cesárea lo antes posible para que la peque no sufriera y se programó para una hora después. En aquel momento pedí la epidural pero como el monitor mostraba casi taquicardia, me dijeron que podría perjudicar al bebé y era preferible esperar a justo antes de la intervención. Así que una horita de contracciones de regalo!! (ya sin la oxitocina sintética, eso si...)

Pedimos que me acompañara mi chico en quirófano pero el protocolo del hospital no lo permitía (punto importante a mejorar) y esa fue la pena más grande de aquel momento, que él no estuviera conmigo, agarrando mi mano y viendo como su hija abría los ojos al mundo. El médico le dijo: - Espera en la puerta y en cuanto la oigas llorar la sacamos contigo. Haría el "piel con piel" con su papá. Nos despedimos con un beso y me llevaron a quirófano.

Allí todo el mundo fue muy amable, todos se presentaron, me preguntaron cómo me encontraba y me trataron con mucho cariño. Hablaban conmigo, no entre ellos haciéndome sentir como un mueble. Nada de eso.

En cuanto la anestesia hizo efecto comenzaron y fue increíble. Pensé que no iba a sentir nada pero no fue así. Lo noté todo, sin dolor pero tenía sensibilidad. Y Miguel Ángel me lo iba narrando. Se alegró de que hubiéramos tomado esa decisión porque al abrir el líquido estaba meconial y cuando llegó a Alicia descubrimos el motivo de que no bajara...tres vueltas de cordón en el cuello!! En aquel momento fui consciente de que habíamos tomado la decisión correcta y unos segundos después...Alicia nació. La sentí salir de mi cuerpo, cómo el peso de su cuerpecito salía de dentro de mi. Igual que las almas abandonan el cuerpo en la peli de "Ghost". Simplemente maravilloso.

La oí llorar, giré la cabeza y la vi, medio moradita y lloré de emoción (igual que ahora mismo al recordarlo, no lo puedo evitar). Enseguida la trajeron junto a mi, para que la viera y la besara. No podía parar de decir "mi niña, mi niña!!". Nunca olvidaré su olor, la tibieza de su piel, su suavidad... Ya estaba en el mundo.

La llevaron junto a su padre (su padrazo!!!) y yo, mientras terminaban, caí dormida después de tanta emoción.
De camino a la sala de reanimación vi a mi chico, estaban juntos, y pude coger a mi nena en brazos por primera vez y abrazarla. Dejó de llorar en cuanto la tuve en brazos, sabía que era yo. Y después de una hora en la que me esforcé a tope por mover las piernas (sabía que cuanto antes recuperase la sensibilidad, antes me subirían con ella) llegué a la habitación donde todos me esperaban emocionados y mi niña llorando. La cogí de nuevo, la acurruqué y se agarró a mi pecho buscando alimento y el calor de mamá. Ya era perfecto. Ya estábamos juntas y no importaba nada más.

Te quiero, mi vida. Eres lo mejor que me ha pasado






lunes, 27 de mayo de 2013

Y entonces llegó ella (primera parte)

Quería haber escrito esta entrada días atrás y publicarla durante la Semana del Parto Respetado pero se me ha hecho tarde. Aún así, no quería dejar de hacerla ya que estaba pululando sobre mi cabeza desde que comencé con el blog así que, ahí va.

Mi embarazo había ido estupendamente, ni un sólo sobresalto, ni molestias excesivas y todas las pruebas correctas, lo que tenía que salir negativo era negativo y lo que tenía que salir positivo...pues eso.

La fecha "prevista" para que llegase la peque (qué gracia le hacían a mi marido las siglas...FPP, FUR...todo en clave...jejeje) era el 15 de enero. Aún así había gente que apostaba -hicimos hasta una pseudoporra eligiendo día- que nacería en 2012, o para Reyes...había para todos los gustos.

El caso es que la semana anterior a salir de cuentas, esa semana 40 de embarazo que se hace taaan interminable y en la que vuelves a buscar síntomas que indiquen que el parto viene igual que nueve meses antes buscabas síntomas de si te habrías quedado embarazada aunque la regla no te tocase hasta varios días después, esa semana mi médico estaba un poco 'inquieto' respecto a mi barrigón. Los monitores estaban bien, yo no tenía contracciones más allá de las de Braxton-Hicks (mi chico las rebautizó como de Hichy-hichy, ay! lo que nos reímos...) y aún quedaban día para la FPP. Pero la niña no se encajaba ni yo borraba el cuello y como además era grandota, le daba en la nariz que algo pasaba.

Total, que en la revisión del viernes (la FPP -jeje- era el martes siguiente) me citó para el lunes porque si para esa fecha no me había puesto de parto quería programar para el miércoles. Programar??? En la 40+1?? Por qué????!!!! A lo mejor mi niña tardaba unos días más en estar preparada y no había que forzarla a salir antes!!!

Pasamos toda esa tarde y el sábado rayadísimos, sin entender qué ganábamos ninguno forzando el parto en aquel momento y ya con algo de preocupación sobre si la niña estaría bien o no aunque, por los patadones que daba, yo estaba relativamente tranquila. Además, mi querido esposo había estado resfriado esa semana y a que no sabéis quién se levantó constipadísima el sábado??? Bingo!! La moi!! En aquel momento yo rezaba (es una forma de hablar, que yo de rezar, poco poco) porque se retrasara unos días y me diera tiempo a recuperarme. Pero Alicia tenía otros planes...

La madrugada del sábado al domingo me desperté sobresaltada porque la niña se había movido de una manera rara. Era como tener una batidora descontrolada en la barriga, como si hubiera decidido pegarse el gran baile ahí dentro y darse la vuelta -llevaba muchas semanas ya colocada-. Una vez que pasó el sustillo me volví a dormir ya que la notaba moverse con normalidad, todo estaba bien. Pero a la hora de levantarnos noté que algo había cambiado, esas contracciones no eran las del amigo Hichy-hichy...

No quise decir nada (oh! dios mío! las madres primerizas y sus ataques de histeria con los partos!!!) hasta estar más segura así que le pedí al papi de la criatura unos churritos para desayunar (lo de que el chocolate caliente provocaba el parto sería una leyenda urbana...??) y me dispuse a disfrutar del festín. Durante el desayuno mi cara al llegar las contracciones me delató:
- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? ¿Te duele?
- Mmmm, son contracciones.
- ¿De parto?
- No lo sé (no he parido nunca...), pero son distintas, eso sí

Entre las contracciones, el catarrazo y que era domingo y hacía un frío terrible, me vine al sofá, exactamente al mismo sitio donde estoy sentada escribiendo ahora mismo, a descansar. Habíamos decidido no avisar a la family hasta que ya estuviésemos en el hospital con ingreso, para no alarmar y poder ir nosotros con calma. Así que para pasar el tiempo comencé a whatsappear con mis "mamás-yoga". Ellas me decían que a lo mejor ya había llegado el momento, que estuviese tranquila y que controlase la frecuencia de las contracciones así que me puse a ello. 10 minutos, contracción. 10 minutos, otra. 10 minutos, la tercera. Ay, mi madre! Que son regulares!! Bueno, 10 minutos es mucho así que con calma...

Así pasé el resto del día, controlando el ir y venir de contracciones que se habían clavado en los 10 minutos. Eso yo. Porque mi chico viendo el panorama se dedicó a recoger y limpiar la casa por si teníamos que salir zumbando. A última hora de la tarde hablé con mi querido hermano para contarle como estaba y pedirle que hablase con una amiga suya que es ginecóloga para confirmar si era normal llevar casi 12 horas con contracciones regulares cada 10 minutos. Me dijeron que si, que de hecho podrían desaparecer y luego volver, que era totalmente normal. Bueno, pues nada, a seguir con calma. En cualquier caso habíamos decidido aguantar en casa todo lo que pudiéramos para no llegar al hospital y que nos mandaran de vuelta. Además en casa estaba más relajada y soportaba mejor las molestias.

Pero como a las diez y media de la noche...bruuummm!! Otra "sacudida rara", un rato de contracciones totalmente irregulares y luego, cada 5 minutos. Uff! parece que esto se acerca... Cuando llevaba así cerca de dos hora decidí darme una ducha y marcharnos a Urgencias. Pero la ducha calentita me relajó y las contracciones aflojaron.
- Bueno, pues nada, nos quedamos
- Estás segura??
- Esperamos un ratito y vemos cómo va, vale?
- Ok, como tu quieras.

El pobre se quedó dormido en el sofá mientras yo seguía cual juez de final de atletismo, cronómetro en mano, controlando si mi pequeña se decidía a venir ya o no. A las tres de  la mañana le dije que nos fuéramos a la cama porque aquello parecía no avanzar y él tenía que trabajar al día siguiente. Eso hicimos, pero al estar en la cama mis amigas las contracciones de parto se aceleraron e hicieron más intensas. Así aguanté dos horitas, respirando para controlar el dolor, mirando el reloj entre el miedo y la emoción, comprobando que todo apuntaba a que había llegado el momento, intentando asentar en mi cabeza la idea de que por fin iba a conocer a mi niña, iba a ser madre.

Pasadas las cinco sonó el despertador. Él lo apagó, se dio la vuelta para mirarme y darme un beso y me preguntó:
- Me voy a trabajar??
- No. Vamos a vestirnos y nos vamos al hospital. Parece que ya viene

jueves, 23 de mayo de 2013

La maternidad de la A a la Z: V de Verdad

Hoy me uno por primera vez a este pedazo de carnaval que Trimadre a los 30 empezó hace un par de semanas. Genial idea, Vero! Imposible dejarla pasar...
 
 

Aquí os dejo el significado que le da la RAE (no me gusta nada, una palabra tan bonita y esa definición tan, tan, taaann...)
 
verdad.
(Del lat. verĭtas, -ātis).
1. f. Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente.
2. f. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa.
3. f. Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna.
4. f. Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente.
5. f. Cualidad de veraz.
6. f. Expresión clara, sin rebozo ni lisonja, con que a alguien se le corrige o reprende.
 
Y he aquí la versión de mamadoracacharreadora:
 
Verdad es el significado del nombre de mi hija Alicia y eso también nos ayudó a decidirlo, era un detalle más que lo hacía perfecto.
 
Y verdad es lo que ella ha traído a mi vida. Puede sonar cursi o empalagosamente poético recurrir a eso de que mi hija le ha dado el sentido a todo (aunque en realidad creo que la mayoría de las madres lo sentimos así en cierto modo) pero sí que me ha hecho volver a las cosas auténticas y encontrarme a mi misma, a quien soy yo de verdad y a luchar por las cosas en las que creo y que me hacen feliz. Porque ahora no es sólo mi felicidad la que está en juego, también la suya.
 
La maternidad le ha dado la vuelta a mi vida, a mis prioridades y me ha hecho volver a lo básico, reencontrarme con mi yo más instintivo y tribal. Lo superficial ha dejado de tener importancia y el centro de todo ha vuelto a lo real, al núcleo, a nuestra familia y a este amor tan inmenso que hemos descubierto con el nacimiento de nuestra pequeña.
 
Os lo prometo, verdad verdadera.
 


Mi hija es blogger

Alicia debe estar acostumbrándose a verme con el ordenador porque, como ya os he contado alguna vez, suelo escribir con ella al lado o encima de mí.

Pero hoy no se ha limitado a mirar la pantalla de vez en cuando. Hoy se ha quejado hasta que la he sentado en mi regazo y se ha abalanzado (literalmente!!!) sobre el teclado. Firme defensora de que no hay que coartar la libertad de los niños, la he dejado hacer. Y aquí os dejo el primer post de la peque, tal y como ella lo ha escrito.

Besos y buenas noches


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miércoles, 22 de mayo de 2013

Mi experiencia personal con el Reiki

Hace unos días os hablé del Reiki en mi anterior post en el que os "presenté" a Rocío, la persona que me ha acercado a esta disciplina. Hoy quiero contaros cómo viví yo la experiencia de mi primera sesión de Reiki.

Hace años que había oído hablar de ello pero en realidad no tenía muy claro qué era y qué significaba el Reiki. En los últimos años he conocido más terapias de esas que llaman alternativas pero que a mi me suena a poca cosa porque son milenarias, mucho más antiguas que nuestra propia medicina, como la acupuntura o la fitoterapia. Así que cuando Rocío contactó conmigo gracias a este blog no dudé en que quería probar.

Además me pareció una idea estupenda estrenarme con una reikista tan conectada con la maternidad que de hecho me propuso hacer la sesión conjuntamente con mi hija. También quería que Alicia participara de todo esto.

El día no pudo ser más propicio ya que por cosas de la vida esa mañana me levanté especialmente acelerada, tensa e irascible. Mi energía no estaba donde debía, eso era obvio. Cuando llegamos a casa de Rocío he de decir que me sorprendió; no me la esperaba así. De carácter si porque llevábamos semanas hablando por mail y desde el primer momento supe que era un encanto de persona pero físicamente no era como me esperaba. Irradia luz y buenas vibraciones. Y tiene unos ojos increíbles que transmiten mucha paz.

Nos pasó a una habitación donde estaba la camilla en la que nos tumbamos durante la sesión y un piano. Me gustó, me sentí muy cómoda. Puso música suave y comenzamos. Yo tumbada sobre la camilla y mi peque tumbada sobre mi, mamando, como tantas siestas nos hemos pasado. Rocío comenzó colocando sus manos sobre mi cabeza, hombros y cuello y ahí comenzó la magia.

Os prometo que sentí como si corrientes eléctricas me recorriesen la espalda, calor y mucha energía. Como si mi cabeza fuese una bombilla a punto de encenderse, como si todas las conexiones de mi cuerpo se hubiesen encontrado y puesto en marcha.
Hablamos, le conté cómo me sentía (me dio la opción de mantenerme en silencio si lo prefería pero como no callo ni bajo el agua...) y salieron muchas cosas. Tensiones, miedos, esperanzas. También salieron lágrimas que ayudaron a llevarse todos esos bloqueos. Y según sus manos iban avanzando hacia mis pies la sensación pasó a ser de descanso, de mucha paz.

Las reacciones de Alicia también fueron increíbles. Hubo momentos en los que se relajó e incluso llegó a dormirse y otros en los que se aceleraba, se notaba que mi energía y la suya estaban conectadas y ella también "se encendía". Me llamó mucho la atención una cosa respecto a la niña: ella nunca ha tenido problemas para echar los gases pero ese día...madre mía lo que salió de su cuerpecito!!! Expulsó una cantidad de aire tremenda, hizo caca... es como si ella, en vez de con lágrimas, expulsara todo lo malo de aquella forma.

Cuando terminamos me encontraba agotada, como después de una sesión de ejercicio o un masaje terapéutico. Rocío me advirtió que posiblemente me encontrase un poco "rara" o incluso tuviera algún dolor de cabeza, que intentásemos descansar. Esa tarde dormimos juntas una larga siesta, lo necesitábamos. Pero de los dolores de cabeza nada; de hecho había tenido unos días antes y desde la sesión no volvieron a aparecer. Y nos hemos encontrado muy bien, con menos tensión y más alegres.

Quiero repetirlo pronto, no me gustaría que esa experiencia se quedara en algo puntual. Y como puede que a alguna de vosotras también le pique el gusanillo, os dejo el mail de Rocío para que podáis contactar con ella.

Y si os animáis, contadme vuestra experiencia, ok?

sábado, 18 de mayo de 2013

Reiki y maternidad


Hace unas semanas tuve la oportunidad de asistir a una charla sobre una terapia de la que había oído hablar pero que no conocía muy bien: el Reiki. La verdad es que me interesó mucho y me picaba el gusanillo de probar.

Y poco después gracias a este blog conocí a Rocío, un encanto de mujer que tuvo el valor de darle un giro a su vida y dedicarse a lo que más le gustaba. Desde entonces se ha especializado en Reiki para embarazadas y bebés. La semana pasada Alicia y yo tuvimos el placer de recibir una sesión de la que os hablaré en detalle muy pronto.

Hoy os dejo con la visión de Rocío sobre el Reiki en un post que ha tenido la amabilidad de escribir para mamadoracacharreadora. Espero que os guste.


REIKI Y MATERNIDAD: UNA FUENTE DE SANACIÓN

 Opino que hay tantos “Reikis” como reikistas. Tantas terapias como terapeutas. Por ello, os hablaré del Reiki desde mi propia experiencia.

Me presentaré: soy una mamá que estudió la carrera de Derecho y se dedicó a la práctica de la Abogacía durante un periodo de su vida… hasta que decidí colgar la toga… y seguir lo que mi corazón me pedía a gritos!!! La persona que me dio el valor para tomar esta decisión aún no mide los 90 cm, la asusta la batidora y adora los Cantajuegos. Se llama Jimena y ya desde el embarazo cambió mi vida.

Si bien siempre he estado en contacto con la espiritualidad, la meditación… ciertamente fue el embarazo, la maternidad, todo el proceso de posparto…  lo que me abrió el corazón y la conciencia de par en par, y propició mi entrada de lleno en el Reiki y otras prácticas. Así, decidí formarme en serio y dar un nuevo rumbo a mi vida. Y aprendí diversas técnicas como el Reiki, Masaje Metamórfico, Shantala, Reflexología Podal Infantil, etc.

Actualmente, aplico Reiki mayoritariamente a embarazadas, y mamás puérperas, así como a sus con bebés.  Y los beneficios son múltiples!!! El Reiki ayuda a las mamás en muchos sentidos. Y es que habitualmente, estos procesos tan hermosos conllevan nervios, cambios emocionales, inseguridades, miedos, etc. Las mujeres, en medio de los batidos hormonales y otros nos estresamos, nos sentimos vulnerables y a menudo superadas ante la llegada del bebé… No obstante, el Reiki nos ayuda de muchas maneras. Tras la sesión, las mamás salen relajadas, felices. Afrontan mejor los altibajos emocionales. Minimizan los problemas. Conectan consigo mismas y con el bebé. Cogen fuerzas y afrontan sus miedos e inseguridades. Se desbloquean. En definitiva encuentran su propio centro….

Reiki, palabra que significa “energía universal”, es una práctica o terapia tan poderosa como desconocida… por ello, las mamás que se acercan al Reiki salen tan sorprendidas por sus efectos!!!

 

 

viernes, 17 de mayo de 2013

BBC

Mes de mayo, mes de las flores y...mes de las comuniones. Pues eso, que estamos inmersas en plena temporada BBC (bodas, bautizos y comuniones) y todo lo que ello conlleva desde los regalitos hasta la cita con la pelu. Y algo que yo no me había planteado hasta este año es lo que se nos complica esta operación a las mamás, especialmente a las mamás lactantes.

Y es que la enorme comodidad que supone la teta en la mayoría de ocasiones no lo es tanto en eventos de cierto postín.

Si el peque no acude a la celebración en cuestión tienes que ocuparte de haberte sacado leche suficiente para que tu criaturita pueda tener esa líquida parte de su mami mientras tu estás fuera. Y cuando el bebé sólo ha tomado teta no es fácil enchufarle un biberón así por las buenas, así que puedes necesitar al menos un día o dos de 'práctica' para quedarte tranquila.
Y el sacaleches (extractor lo llaman técnicamente, que no sé que es peor, a mi me suena a la campana de la cocina...) que ha sido tu mejor amigo durante los últimos días se va contigo a la party porque, claro, tu teti acostumbrada a que el niño mame cada x horas (2, 3, las que sean) y de repente te vas con tu vestido divino y como no tengas cuidadito a mitad de la cena...catapún!! el vestido calaíto de leche!!! Así que no te queda más remedio que escabullirte en algún momento a un sitio discreto y todo lo cómodo que se pueda -que al final suele ser el baño...- para desahogar un póco la tensión lechera. Una amiga descubrió que el baile puede ser buen momento ya que todo el mundo está entretenido y es fácil desaparecer un ratín.
Y que alguien me explique como cabe un sacaleches en un bolso de fiesta???!!!

Y si el peque es invitado (y en algunos casos con papel 'protagonista') la cosa no es mucho más fácil. Habéis intentado dar el pecho llevando puesto un vestido de fiesta?? Misión harto imposible sin desmontar por completo el vestido y quedarse medio desnuda. Y tampoco es cuestión de encerrarse en el baño (puaggg!!) a darle teta al bebé, no? Además de lo desagradable del sitio si estamos de celebración es para disfrutarla, y si amamantamos a nuestros hijos en cualquier parte aqui no debería ser distinto por culpa del vestuario.
Las opciones son variadas, desde peregrinar por las tiendas buscando un vestido con escote que se pueda abrir (botones, cruzado), hasta llevar una blusa con falda o pantalón en vez de vestido o, como he hecho yo, hacerte un vestido adaptado.

Las bodas de este año son de parejas muy cercanas y a las que queremos mucho así que entre eso, que llevamos tres años largos sin ir de boda y que hace tiempo que no me arreglo como antes, la verdad es que me apetecía ir guapa guapa. Cacharreando por internet descubrí webs con vestidos de lactancia para fiesta pero, si bien me parecen muy monos para una nochevieja o algo así, no me convencían para ir de boda. Cuando mi particular peregrinación por tiendas de todo tipo resultó infructuosa descubrí por casualidades de la vida y gracias a twitter a web de "Voy con mi bebe" (os dejo el enlace a su página de facebook aquí). Era justo lo que había estado buscando!!! Unos preciosos vestidos con aberturas estratégicas que me permitieran ir mona y no dejar a mi niña sin su querida tetita. Me puse en contacto con ellas y, a pesar de la distancia (nos separan unos 500 km...), todo han sido facilidades: les mandé una foto de un vestido que me gustaba y me lo adaptaron perfectamente, me enviaron fotos desde la tienda de las telas para elegir los colores y, por fin, hace dos días recibí un paquete con mi precioso vestido que, por cierto, me queda como un guante. Gracias Mª Carmen, por coser taaaan requetebien y gracias Isabel por haber tenido la idea de solucionar a otras mamás el mismo problema con el que tú te encontraste. Estoy deseando que llegue el 22 de junio para estrenarlo...

Y vosotras ¿cómo habéis solucionado este tipo de situaciones?

Un beso a tod@s y feliz finde

martes, 14 de mayo de 2013

Sueños

Hoy es un día de esos en los que necesitos hablaros de mis "movidas mentales".De los sueños cumplidos, de los sueños por cumplir y de los sueños rotos. Estos últimos, los más tristes, a veces aparecen donde menos te los esperas y te devuelven a la más cruda realidad. Historias que se rompen, que se acaban y que, siendo positivos, a lo mejor son el inicio de sueños nuevos.

Los que más ilusionan son los sueños por cumplir, esos que bullen en mi cabeza y que poco a poco van tomando forma. Que son una ventana a una vida distinta, a esa que deseo y que quiero ver cuando sea viejita y mire atrás.
Últimamente he tenido la suerte de conocer a mujeres valientes, soñadoras que se atrevieron a romper con una vida que no les llenaba y buscar su verdadero sitio. Y la envidia (sana) que me daban se transformó en admiración y ahora, por fin, en inspiración. Si ellas lo han conseguido, por qué yo no?? Ahora sé que puedo, que es posible superar los obstáculos si crees en tu sueño con fuerza.

Y por fin, los sueños cumplidos. Mi pequeña, ser mamá y tener entre mis brazos a esta belleza que completa mi vida.

Os dejo ya que mi princesa acaba de caer en los brazos de Morfeo. Son sueños...

domingo, 12 de mayo de 2013

Dando el cante

Hay tantas cosas en cuestión de crianza que se han dejado atrás, que eran tan normales en época de nuestros abuelos y que en muchos casos se han perdido... Y cuando te da por recuperarlas reaccionas ante lo efectivas que son y alucinas de cómo has podido pensar en otras 'soluciones' antes cuando lo más sencillo suele ser lo mejor.

Ayer volvíamos Ali y yo de casa de los abuelos y, tal y como le sucede últimamente, cuando nos montamos en el coche por la tarde-noche (por la mañana va feliz, le encanta) llora y llora. Será porque está más cansada o porque no le gusta la oscuridad -he puesto junto a su silla del coche una luz de presencia de colores que le ayuda un poquito- pero el caso es que casi cada vez que volvemos a casa la situación es la misma. Como va en el asiento de atrás y a contramarcha -muy pronto escribiré sobre la seguridad de los niños en el coche- la veo por los espejos y le hablo, pero nada. Aunque esta vez fue distinto. Apagué la radio y comencé a cantarle una nana. Se calmó inmediatamente y poco a poco fue cerrando los ojitos hasta dormirse. Yo desafino cosa mala, pero a la niña no le importó, sólo quería escuchar a mamá. Y el 'soniquete' de la nana, una y otra vez, le ayudó a relajarse.

Dándole vueltas fui consciente de la cantidad de ocasiones en las que sería muy sencillo calmar a un bebé sólo con una canción y, sin embargo, hacemos millones de cosas (dibujos, juguetes, incluso teta...) que no hacen más que desesperarnos porque el peque sigue llora que te llora.

He de reconocer que canto poco aunque alguna vez me ha salvado, recuerdo un día que la dormí paseando con ella en la mochila y cantándole "Cruz de navajas" de Mecano -sólo se me venía esa canción a la cabeza y, total, aún no entiende la letra...-. Y eso me lleva al otro punto: no nos sabemos nanas!! Las mamás de ahora no sabemos qué cantarle a nuestros peques!! Qué fue antes, el huevo o la gallina?? No cantamos porque no nos las sabemos o no nos sabemos ninguna porque no solemos cantar??

Gracias a Feli, en las clases de yoga con los bebés estamos recuperando esta buenísima costumbre y les cantamos a los niños al final de cada clase (caracolito, caracolito...). Así al menos tenemos esas nanas como repertorio. Pero es importante que aprendamos más, que las inventemos -es que no sé cómo generaciones anteriores pudimos dormir con lo de "que viene el coco y te comerá...", que miedo!!- o tarareemos cualquier cosa que se nos ocurra, aunque desafinemos más que Jesulín con el "toda, toda, toda".

La voz de una madre ya es música para nuestros hijos, desde que les llevábamos en el vientre. Y ellos lo prefieren a cualquier otra melodía. Chicas, recuperemos las buenas contumbres y demos el cante!!

PD. Si alguna se sabe alguna nana bonita agradeceremos que la comparta en los comentarios de este post. ;-P

sábado, 11 de mayo de 2013

Cumpleaños de papá

Hoy es el cumpleaños de mi marido, 32 primaveras le caen. El año pasado me puse el listón altísimo en lo que a regalo se refiere ya que 15 minutos antes de que empezara oficialmente el día de su cumpleaños nos enteramos que íbamos a ser papás a principios de 2013. Así que hoy, aunque no sea ni parecido, he decidido dedicarle este post.

Llevamos juntos casi doce años en los que ha habido altos y bajos pero los altos han podido más, tenemos una historia llena de buenos momentos y sobre todo, mucho amor. Y su mejor papel es, sin duda, el de padre.

Si hubiera sido por él nos habríamos lanzado a esta aventura hace años, pero yo no me sentía preparada y supo esperar hasta que, volviendo de unos días en Conil hace dos veranos, le confesé que creía que había llegado el momento. Vivimos esa nueva ilusión también con momentos duros ya que yo no pasaba por buenos momentos de salud lo que me hacía estar tristona porque además, obviamente, el embarazo no llegaba. Él siempre estuvo pendiente de que yo me animara, cuidándome cuando mi enfermedad se me hacía dura, queriéndome mucho y haciéndome ver, sin pretenderlo, el estupendo padre en el que se convertiría.

Y llegó el día, 10 de mayo de 2012 a las 23.45h...la prueba salió positiva!! Nos abrazamos, lloramos y fuimos felices. Dos días después lo hicimos público, en la celebración de su cumpleaños, rodeados de familia y amigos. No esperamos a ninguna prueba ni consulta médica. Algo en nuestro interior nos decía que todo iría bien.

Durante mi embarazo no se perdió ni una sola consulta, ecografía ni análisis. Fuimos juntos a todas las sesiones de preparación al parto, leímos a la par libros de crianza y se convirtió en un acérrimo defensor de la lactancia materna, la crianza con apego y el empoderamiento de la mujer como madre.

El 13 de enero de este año por la mañana comenzaron mis contracciones y durante todo el día me ayudó a cronometrarlas y hasta el momento del parto me daba masajes en las lumbares con una pelota de tenis, cómo me aliviaba el dolor!!!

Si por algo me dió pena que Alicia naciera por cesárea fue que él no pudiera vivir con nosotras ese momento. A cambio, hizo el 'piel con piel' con la peque, media hora para ellos solitos en los que mi niña sintió el calor y el amor de su papi. Cuando volvimos a vernos ya con nuestra hija en brazos, no hicieron falta palabras, en nuestros ojos reconocimos más amor del que hubiéramos visto nunca. Ya estábamos los tres, por fin éramos una familia.

Y desde ese momento le amo aún más. Todos estos meses ha ejercido de "jefe de la tribu", esforzándose por que sus chicas estuviésemos cómodas, protegidas, tranquilas y, sobre todo, juntas. Han sido muchos los momentos en los que ha corrido poniendo lavadoras, preparando cenas y recogiendo la casa mientras nosotras estábamos en la mecedora que hay en la habitación de la niña, solitas, dedicadas a la teta y a conocernos. Porque mi chico defiende que la pequeña con quien tiene que estar es con mamá, que ya llegará su momento, y que le encanta mirarnos cuando está en mis brazos. Y eso le hace un super-papá, al menos para nosotras.

Te queremos mucho, cariño. Feliz cumpleaños

viernes, 10 de mayo de 2013

Reina de las hadas

Ayer vino al mundo la hija de una queridísima amiga, aquella que me hizo "Un regalo para toda la vida" cuando Alicia estaba en mi barriguita. Ha sido un embarazo difícil y un parto que no se ha quedado atrás pero al fin, de madrugada y con muchos días de adelanto, la pequeña abrió por fin los ojos a la vida dando a sus padres la alegría de tenerla al fin entre sus brazos.

Cuando fuimos a conocerla, su mamá y yo no pudimos sino fundirnos en un abrazo y dejar escapar las lágrimas. Por fin, por fin había pasado todo. Nuestras niñas estaban con nosotras, las dos sanas y preciosas, las dos "primas" que crecerán juntas compartiendo risas, juegos y alguna que otra pelea. Esto es algo que me hace especialmente feliz porque a mi la vida no me ha dado primas de mi edad con las que compartir confidencias y, aunque no tenga sobrinos 'de sangre' -todo se andará, espero...- a la prota de este post la siento como tal y me alegra que Alicia la vaya a tener tan cerquita.

No pude evitar emocionarme al contemplar aquel pequeño cuerpecito descansando feliz en el regazo de su mamá, no hace ni cuatro meses eran mis abrazos los que protegían a mi recién nacida descubriendo con pasión lo que era ser madre.

Os deseo toda la felicidad del mundo y que esa familia que ayer se completó (me consta que su hermano está feliz con la llegada de la benjamina) siga unida para siempre.

Bienvenida, Maeve, reina de las hadas

martes, 7 de mayo de 2013

Masajeando

Este domingo hemos finalizado un curso de masaje infantil al que hemos dedicado tres sesiones, en familia, y del que hemos disfrutado mucho. Hace unas semanas también asistí, esta vez sólo con Alicia, a un taller de masaje Shantala que me enamoró.

Hay muchas publicaciones sobre las características y ventajas del masaje para bebés y yo no descarto hacerla algún día pero hoy lo que quiero es contaros mi experiencia, mis sensaciones.

Desde que nació Alicia, antes incluso, me atraía la idea del masaje. Para mí siempre ha sido tan placentero recibir un buen masaje que pensaba que sería genial poder hacer que ella se sintiera así de bien. Pero las primeras experiencias no fueron lo que esperaba. Se encogía, parecía no gustarle nada e incluso lloraba. Me costó un poco entender que en un principio ellos sienten el masaje como algo invasivo, no les gusta que les toquen algunas zonas como la cara o el pecho. Hay que ir poco a poco, al ritmo que marque el bebé, siempre pidiéndole permiso y respetando que, aunque a nosotros nos parezca el momento ideal, a nuestr@ peque no le apetezca nada.

Un detalle que aprendí en la sesión de Shantala fue que la cercanía, el silencio y el contacto con su madre y con la tierra hacen que los bebés se sientan mejor con el masaje. A mi niña no terminaba de gustarle cuando se lo daba en su cambiador pero aquel día, sentada en el suelo y con ella sobre mis piernas y en silencio, sólo mirándonos, sonreía mientras mis manos la acariciaban con aquel aceite de aroma delicioso. Lo vivimos como algo muy hermoso.

Tal y como hemos ido descubriendo estos días, el masaje hace que los bebés se acostumbren al contacto físico y lo utilicen también para expresar sus sentimientos, no les dé pudor dar y recibir besos y abrazos de cariño. Y, a su vez, sepan distinguir lo que es un masaje o una muestra de amor de lo que no lo es, lo que serviría (ojalá ningún niño lo sufriera nunca, tiemblo sólo de pensarlo) para detectar y prevenir posibles abusos.

Lo importante, sobre todas las cosas, es que ese rato que dedicamos al masaje es para nuestro peque, estamos con él, dedicándole el cien por cien de nosotros mismos y eso es lo que ellos más desean. Nos dan tanto y nos piden tan poco...

Vosotr@s dais masajes a vuestros bebés?? Habéis ido a algún curso o seguís el 'instinto'? Qué les parece a vuestros peques, les gusta?? Como siempre, deseando que me contéis. Besos


lunes, 6 de mayo de 2013

Las familias primero

Esta mañana mi marido me ha preguntado sobre que iba a escribir mi próximo post, porque quería sugerirme un tema y me ha parecido tan buena idea que le he tomado la palabra y aquí estoy de nuevo.

El asunto en cuestión era el respeto por las familias o, más exactamente, la falta del mismo. Ha venido a cuento por varias situaciones que hemos vivido en los últimos días y en las que él había reparado especialmente.

La primera fue en un centro comercial. Era lunes y habíamos salido a pasar la tarde los tres juntos cuando mi chico salió de trabajar. Después de una divertida comida en la que Alicia fue el espectáculo del restaurante llamando la atención de los camareros, nuestra pequeña decidió que había llegado el momento de "descomer". Buscamos un sitio para proceder a dejarle el culito limpio y reluciente y resulta que el cambiador no estaba en el baño de señoras (por qué nunca en el de caballeros?? ellos no cambian pañales o que?? y si va un papá sólo con su peque??? ale, ya tengo tema para otro post...) sino en el de minusválidos, supongo que por cuestión de espacio. El caso es que estaba cerrado a cal y canto, yo supuse -ingenua de mi!!- que por avería o algo parecido y como los gases tóxicos provenientes del pañal de Ali iban en aumento, no se podía demorar. Total, que aprovechando que la encimera del aseo femenino era amplia, allí dispuse el chiringuito aprovechando una de mis adoradas muselinas para paliar el frío del granito. La niña ni protestó, de hecho se lo pasó muy bien mirándose en el espejo, pero mi postura era pelin rara y tenía que estar pendiente de que no se hiciera daño con la dura encimera al patalear como suele hacer al quitarle la ropa. Cual fue nuestra sorpresa cuando, mientras la estaba vistiendo de nuevo, sale del aseo de minusválidos una señorita que de minusválida tenía lo que yo de monja y que tampoco llevaba ningún bebé, terminando de colocarse después de haberse acicalado sola y tranquilita en un aseo que nosotras o una persona con silla de ruedas podía haber necesitado en ese momento. Y tan pancha que se quedó!!

El otro caso se nos ha dado esta misma mañana y creo que ha sido el desencadenante para que me sugiriese el tema. En otro centro comercial (vais a pensar que soy una consumista empedernida, que horror!!) buscando aparcamiento y resulta que todas las plazas familiares que, por razones obvias, se encuentran más cercanas a la entrada...ocupadas. Que casualidad que la mayoría de ellas no llevaban sillas de auto para niños y, teniendo en cuenta la edad hasta la que deben usarla, en esos coches apuesto el cuello a que familias...nanai de la china!! Esta vez las plazas de minusválidos estaban libres -menos mal- pero yo me pregunto...si respetas unas plazas pintadas en azul...por que no las pintadas en rojo?? Están reservadas igualmente y por un motivo específico. Tan difícil se nos hace ponernos en el lugar de los demás y tratar de entender por qué una familia con niños pequeños tiene más necesidad de aparcar cerca de la puerta que una parejita que sale de compras?? Niños que tienen que andar entre los coches, carritos que van por delante de los papás y algún conductor puede no ver, padres que vuelven al coche cargados con compra+carro+niño...a mi me parece sencillo de entender.

Esta situación se puede hacer extensiva a las cajas de supermercado reservadas a familias y embarazadas que ni la gente respeta ni los propios empleados piden que se respeten (pero lo de los 10 artículos de la caja rápida, a rajatabla!), los asientos del transporte público y otras tantas situaciones que nos hemos acostumbrado a "soportar" y creo que deberíamos rebelarnos y exigir que se tengan en cuenta. Porque a todos nos puede pasar en algún momento. Porque todos formamos parte de una familia. Por favor, donde debe ser, las familias primero.

Y a vosotr@s... se os ha dado algún caso parecido?? Estoy deseando que me contéis. Un beso

domingo, 5 de mayo de 2013

Madre

Hoy es el día, mi primer día. O quizá no. Porque hace un año mi cuerpo ya era el de una madre aunque yo aún no lo sabía. Alicia, nuestro pequeño granito de arroz entonces, se abría camino en mi vientre, lo que durante los siguientes meses sería su casa.

Soy especialmente feliz porque mi hija ha traído a mi vida la alegría más grande, el sentido de todas las cosas y la sonrisa infinita en su rostro. De lo que más orgullosa estoy es de ser madre, ningún otro logro que haya conseguido en estos años puede ni siquiera acercarse a la plenitud que sentí cuando besé su tibia mejilla por primera vez, la acurruqué en brazos y mi pecho fue su alimento, su descanso.

Hace días encontré un maravilloso rinconcito en la web donde su autora, Myriam, escribe 'en minúsculas' sobre la maternidad de la forma más hermosa que he encontrado. Voy a permitirme tomarle prestada esta frase: "soy mujer y soy madre, además tengo la enorme dicha de ser madre de otra mujer, el ciclo de la vida continúa". Ahora sé que la misma felicidad que yo siento la vivió otra gran mujer hace casi treinta y dos años: mi madre.

A ella quiero darle las gracias desde aqui porque aunque en el camino haya habido lágrimas han sido más las risas, porque la quiero desde lo más hondo de mi corazón y porque me dió el regalo más grande, la vida y la posibilidad de darla yo a su vez.

Gracias, mamá!



Escapada mochilera

Acabamos de volver a casa después de pasar tres días estupendos en nuestra primera escapada familiar solitos. El jefe de la tribu estaba deseoso de campo así que nos decidimos por el Valle del Ambroz, en Cáceres. Se encuentra junto al Jerte y nos ha sorprendido gratamente, el paisaje de robledales y encinas nos ha gustado incluso más que el de los cerezos. Totalmente recomendable.

Todo el que sale de viaje con niños sabe la cantidad de cosas que somos capaces de transportar aunque sólo vayas a pasar fuera un día o dos; empiezo a creer que los "por-si-acaso" son inversamente proporcionales a la edad de los peques... El caso es que además de maleta, mochilas y demás, más de la mitad de nuestro hermosísimo maletero iba ocupado con el carrito de Alicia...por si acaso...jejeje.

Sabíamos que la mochila era imprescindible en este viaje porque pensábamos salir al campo a caminar pero lo que no imaginábamos es que la silla de paseo iba a ser tan prescindible. Os cuento nuestro puente:

De entrada nuestra reserva era en una casa rural, comodísima, bien acondicionada, con unos dueños encantadores y las habitaciones preciosas...en el piso de arriba. Lógico,no? Vas a una casa rural, no a un hotel de 5 estrellas. Además está en un pueblo en el que encontrar una calle lisita o con aceras era misión imposible. Asi que la silla, se ha quedado en el piso de abajo para sentar a la peque durante los desayunos y las cenas (hemos comido fuera) y aún así algunos ratos ha preferido nuestras rodillas a su estupendo vehículo.

El jueves nuestro plan era comer en Hervás y dar un paseo por el pueblo antes de visitar Granadilla por la tarde -pueblo expropiado hace años para hacer un embalse que, finalmente, no lo inundó. Está abandonado y en proceso de restauración. Muy chulo- Os adelanto que sólo usamos la silla en el rato de la comida y después volvió al coche y lo cambiamos por la mochi. De otra forma nos habríamos perdido o al menos no habríamos disfrutado plenamente de la hermosa judería, con sus empinadas cuestas, sus recobecos, el paseo junto al río y la paradita que hicimos en una preciosa tetería. Después, al llegar a Granadilla ni nos lo pensamos y salimos directamente porteando a la peque. La llevaba papá pero nada más empezar el paseo le entró hambre y...buuuaaaa!!! buuuaaa!!! Un llanto desconsolado... Nos sentamos un momento para ponerla al pecho pero ni así se calmaba. Solución? Mamá se pone la mochi, la coloca bajita y continuamos el paseo con la niña enganchada a la teta. Además fue un logro personal, fue la primera vez que conseguí darle el pecho mientras la porteaba fuera de casa.

Siguiendo con los logros personales, la mañana del viernes la dedicamos a una preciosa ruta de senderismo por unas cascadas en el valle del Jerte. Alicia fue con papá y mamá llevaba la mochila con los víveres. Eran 4 kilómetros y estaba calificada como fácil -aunque sobre todo la subida tenía unos tramos no tan sencillos- pero nosotros lo vivimos como una experiencia maravillosa y para recordar. Nuestra primera ruta con nuestra hija, era un sueño cumplido, sobro todo para mi chico. A mitad de la bajada se despertó con hambre (si, si, hasta entonces iba completamente frita) así que otra vez cambio de porteador, teti y a seguir.
La tarde la dedicamos a Plasencia y como tocaba comer y era un sitio 'civilizado' decidimos darle una nueva oportunidad a la silla. Craso error. Comida, en brazos. Paseo, lloriqueando. Calles adoquinadas, escaleras para entrar en la muralla...buff!! Y mi querido esposo diciéndome: "tienes que escribir sobre esto, así puedes hacer la comparativa".

Así que hoy, que hemos pasado por Gredos a ver a unos amigos no ha habido duda, las ruedas se han quedado guardadas. Estábamos en pleno campo así que el paseo también ha sido en modo "mochi+teti+siesta" y de verdad os digo que no sé quién estaba más feliz, si la mamá o la hija. Nuestros amigos también portean a su pequeña de casi ocho meses así que iban las dos tan agustito, primer paseo con nosotras y bajada al río con los papis...están tan guapos con las peques puestas!!!

Ahora estamos aqui, a punto de meternos en la cama y recordando lo bien que lo hemos pasado y 'sacando conclusiones': no es que reniegue de la silla, de hecho estamos contentísimos con la elección que hicimos, pero hemos de reconocer que hay situacíones en la que no es práctica (en realidad es más cómoda para los padres que para los bebés, seguro) y que gracias a los portabebés ergonómicos, la mochila en este caso, tenemos la posibilidad de conocer, ver y disfrutar infinidad de lugares con nuestros hijos y ellos con nosotros, bien pegaditos. Viva el porteo!!

Y vosotros ¿qué habéis hecho este puente? ¿Habéis usado algún portabebé? ¿Qué tal la experiencia? Un beso y buenas noches.

jueves, 2 de mayo de 2013

Descubriendo el yoga

Al igual que otras muchas cosas durante mi embarazo, el yoga apareció casi de forma accidental pero echando la vista atrás no me imagino cómo habría vivido los últimos meses sin practicarlo. Hoy quiero contaros lo que ha supuesto para mi.

Casi el principio de saber que iba a ser mamá me propuse cuidarme bastante ya que el hecho de haber empezado el embarazo con algo de sobrepeso y el tener un hermano médico que insistía en la importancia de la dieta y el ejercicio hacían que la posibilidad de ponerme enorme y tener problemas de salud añadidos me diese bastante miedito.

Como el deporte -poco, he de reconocerlo- que había practicado últimamente era totalmente incompatible con mi estado de buena esperanza (me había dado por cositas como el squash y el buceo) lo primero que hice fue ponerme a caminar. Daba largos paseos con mi marido y aprovechábamos para imaginar cuando sería nuestra vida cuando llegase nuestr@ bebé.

En una de las visitas a la matrona me aconsejó que, aparte de caminar y pasar largas y refrescantes tardes en la piscina, buscase una actividad que, además de aportarme los beneficios de ejercicio físico, también me ayudase a desconectar. Busqué pilates, natación e incluso yoga pero como era verano y teníain que ser clases específicas para embarazadas, no encontré nada de nada. En la siguiente consulta se lo comenté y me dió la referencia de Feli (mi querida Feli, que grande ha sido conocerte y compartir contigo esta aventura de la maternidad!!), una profe de yoga que daba las clases cerca de casa de mis padres.

Me puse en contacto con ella y desde el primer momento me ilusionó mucho probar algo que siempre me había llamado la atención pero no me imaginaba como podría ser una clase de yoga para 'gorditas'...

El caso es que comenzamos a principios de octubre y mo puedo alegrarme más de haberlo hecho. En aquella primera clase me reencontré por casualidad con viejas amigas que se han convertido en imprescindibles y cada una de las futuras mamás que estábamos allí nos presentamos y contamos como nos sentíamos. Recuerdo que la primera vez casi todas dijimos que estábamos muy bien, sin molestias y llevándolo estupendamente. Con el paso de las semanas fuimos abriendo nuestros corazones, compartiendo los miedos e inquietudes, llorando juntas a veces y riendo muchas más.

Y así, durante los últimos meses de gestación de nuestros peques, un par de tardes por semana el tiempo se paraba y aquel espacio era solo para nosotras y nuestros hijos. Cantábamos el mantra de omma, respirábamos profundamente y nos dejábamos llevar. Y el objetivo de hacer algo de ejercicio -hacerlo lo hacíamos, que los asanas con barriga son más duros...- poco a poco pasó a un segundo plano. Lo maravilloso era la conexión con nosotras mismas y con lo que poco a poco crecía en nuestro interior.

Por eso tengo tanto que agradecerle al yoga, haber traído a grandes amigas a mi vida, haberme permitido respirar con calma en las contracciones cuando Alicia se decidió a despertar al mundo y, sobre todo, hacerme ser consciente de mí misma, de mi cuerpo y de mi alma y de la gran energía que los une.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Reality bites

Como cualquier mamá de un bebé de tres meses, cada día me sorprendo con las cosas que aprende; ya quiere jugar, llama nuestra atención, ha aprendido a darse la vuelta y se ríe a carcajadas.

Si habeis leído alguno de mis post anteriores sabreis que Ali nunca ha querido chupetes -cosa de la que su papi está orgullosísimo, así no hay que quitárselo...- pero siendo sinceros, no los quiere para su función original sino para mordisquearlos si se lo sujetas. Así ella se entretiene mucho. También lo hace con sus propios deditos o con los de papá y mamá, que ya ha aprendido a sujetar y llevarse a la boca a su antojo.
El caso es que últimamente todo lo que pilla se lo lleva a la boca, lo chupetea un poco pero sobre todo lo muerde, lo muerde y con ganas. Os podeis imaginar que los primeros comentarios fueron en relación a las posibles rabietas por los dientes pero por más que miro, toco y examino no veo ni atisbo de que asomen los dientecillos. Creo que, simplemente, le gusta y experimenta mordisqueando.

Poco después de nacer Alicia y tras leer a nuestro querido Carlos González y cacharrear mucho por distintas webs tomamos la decisión de que cuando llegase el momento de introducir la alimentación complementaria lo haríamos siguiendo el método "baby led-weaning", es decir, que le daríamos comida de verdad, en trozos que ella sea capaz de manejar y que la peque será la que decida qué y cuánto come. Estoy metida en plena lectura de "El nño ya come solo", libro del que os hablaré más adelante en cuanto lo termine pero que os adelanto que me está gustando bastante.

Cuando hablamos de esta decisión con familiares o amigos hay reacciones de todo tipo pero alguna de las más habituales además del miedo a los potenciales atragantamientos es la pregunta de que cómo va a comer así si aún no tiene dientes. Ahí nos tocaba explicar que puede masticar con las encías y experimentar con la comida sin necesidad de dientes pero creo que a partir de ahora un vistazo de unos minutos a mi princesita nos va a ahorrar esa explicación. Sinceramente, no me la imagino comiendo de otra manera, creo que no le pegan los purés, y a veces me hace dudar sinceramente de si esperará a los seis meses para 'pedir' o si se empeñará en probar la comida un poco antes.

Sea como sea aún nos tocará esperar un poco para saber si a ella le gustará tanto la idea de comer sola como a nosotros imaginarla -como nos pilla en verano y este sistema es bastante pringosillo nos divierte pensar en que coma fresquita llevando solo el pañal, más fácil bañarla que frotar tanta ropa...-. Mientras tanto, Alicia seguirá disfrutando de sus bocaditos de realidad.

Me encantaría conocer vuestras experiencias ¿cómo descubrieron vuestros hijos la comida? ¿Qué planes tenéis con los que aún son peques? ¿Conocíais el baby led-weaning? Espero vuestros comentarios. Besitos