jueves, 2 de mayo de 2013

Descubriendo el yoga

Al igual que otras muchas cosas durante mi embarazo, el yoga apareció casi de forma accidental pero echando la vista atrás no me imagino cómo habría vivido los últimos meses sin practicarlo. Hoy quiero contaros lo que ha supuesto para mi.

Casi el principio de saber que iba a ser mamá me propuse cuidarme bastante ya que el hecho de haber empezado el embarazo con algo de sobrepeso y el tener un hermano médico que insistía en la importancia de la dieta y el ejercicio hacían que la posibilidad de ponerme enorme y tener problemas de salud añadidos me diese bastante miedito.

Como el deporte -poco, he de reconocerlo- que había practicado últimamente era totalmente incompatible con mi estado de buena esperanza (me había dado por cositas como el squash y el buceo) lo primero que hice fue ponerme a caminar. Daba largos paseos con mi marido y aprovechábamos para imaginar cuando sería nuestra vida cuando llegase nuestr@ bebé.

En una de las visitas a la matrona me aconsejó que, aparte de caminar y pasar largas y refrescantes tardes en la piscina, buscase una actividad que, además de aportarme los beneficios de ejercicio físico, también me ayudase a desconectar. Busqué pilates, natación e incluso yoga pero como era verano y teníain que ser clases específicas para embarazadas, no encontré nada de nada. En la siguiente consulta se lo comenté y me dió la referencia de Feli (mi querida Feli, que grande ha sido conocerte y compartir contigo esta aventura de la maternidad!!), una profe de yoga que daba las clases cerca de casa de mis padres.

Me puse en contacto con ella y desde el primer momento me ilusionó mucho probar algo que siempre me había llamado la atención pero no me imaginaba como podría ser una clase de yoga para 'gorditas'...

El caso es que comenzamos a principios de octubre y mo puedo alegrarme más de haberlo hecho. En aquella primera clase me reencontré por casualidad con viejas amigas que se han convertido en imprescindibles y cada una de las futuras mamás que estábamos allí nos presentamos y contamos como nos sentíamos. Recuerdo que la primera vez casi todas dijimos que estábamos muy bien, sin molestias y llevándolo estupendamente. Con el paso de las semanas fuimos abriendo nuestros corazones, compartiendo los miedos e inquietudes, llorando juntas a veces y riendo muchas más.

Y así, durante los últimos meses de gestación de nuestros peques, un par de tardes por semana el tiempo se paraba y aquel espacio era solo para nosotras y nuestros hijos. Cantábamos el mantra de omma, respirábamos profundamente y nos dejábamos llevar. Y el objetivo de hacer algo de ejercicio -hacerlo lo hacíamos, que los asanas con barriga son más duros...- poco a poco pasó a un segundo plano. Lo maravilloso era la conexión con nosotras mismas y con lo que poco a poco crecía en nuestro interior.

Por eso tengo tanto que agradecerle al yoga, haber traído a grandes amigas a mi vida, haberme permitido respirar con calma en las contracciones cuando Alicia se decidió a despertar al mundo y, sobre todo, hacerme ser consciente de mí misma, de mi cuerpo y de mi alma y de la gran energía que los une.

2 comentarios:

  1. Gracias Carol,por volver la vista atrás y recordar esos momentos en que comenzamos la aventura,cada una con sus motivaciones,pero enseguida nos encontramos en un punto común que nos ha dado tan buenos momentos,ha sido un gran apoyo contar con vosotras.Gracias Feli por habernos acompañado,guiado y sobre todo escuchado,has sido testigo del gérmen de una bonita amistad.Continuamos siguiéndote Dora!!

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    1. Ha sido estupendo rememorar ese principio de curso, esos ratos de los que hace sólo siete u ocho meses y que parecen tan lejanos. Son ya parte importante de nosotras y sobre todo de nuestr@s niñ@s, algo que nos unirá siempre. Gracias por estar ahí. Un beso

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