miércoles, 22 de mayo de 2013

Mi experiencia personal con el Reiki

Hace unos días os hablé del Reiki en mi anterior post en el que os "presenté" a Rocío, la persona que me ha acercado a esta disciplina. Hoy quiero contaros cómo viví yo la experiencia de mi primera sesión de Reiki.

Hace años que había oído hablar de ello pero en realidad no tenía muy claro qué era y qué significaba el Reiki. En los últimos años he conocido más terapias de esas que llaman alternativas pero que a mi me suena a poca cosa porque son milenarias, mucho más antiguas que nuestra propia medicina, como la acupuntura o la fitoterapia. Así que cuando Rocío contactó conmigo gracias a este blog no dudé en que quería probar.

Además me pareció una idea estupenda estrenarme con una reikista tan conectada con la maternidad que de hecho me propuso hacer la sesión conjuntamente con mi hija. También quería que Alicia participara de todo esto.

El día no pudo ser más propicio ya que por cosas de la vida esa mañana me levanté especialmente acelerada, tensa e irascible. Mi energía no estaba donde debía, eso era obvio. Cuando llegamos a casa de Rocío he de decir que me sorprendió; no me la esperaba así. De carácter si porque llevábamos semanas hablando por mail y desde el primer momento supe que era un encanto de persona pero físicamente no era como me esperaba. Irradia luz y buenas vibraciones. Y tiene unos ojos increíbles que transmiten mucha paz.

Nos pasó a una habitación donde estaba la camilla en la que nos tumbamos durante la sesión y un piano. Me gustó, me sentí muy cómoda. Puso música suave y comenzamos. Yo tumbada sobre la camilla y mi peque tumbada sobre mi, mamando, como tantas siestas nos hemos pasado. Rocío comenzó colocando sus manos sobre mi cabeza, hombros y cuello y ahí comenzó la magia.

Os prometo que sentí como si corrientes eléctricas me recorriesen la espalda, calor y mucha energía. Como si mi cabeza fuese una bombilla a punto de encenderse, como si todas las conexiones de mi cuerpo se hubiesen encontrado y puesto en marcha.
Hablamos, le conté cómo me sentía (me dio la opción de mantenerme en silencio si lo prefería pero como no callo ni bajo el agua...) y salieron muchas cosas. Tensiones, miedos, esperanzas. También salieron lágrimas que ayudaron a llevarse todos esos bloqueos. Y según sus manos iban avanzando hacia mis pies la sensación pasó a ser de descanso, de mucha paz.

Las reacciones de Alicia también fueron increíbles. Hubo momentos en los que se relajó e incluso llegó a dormirse y otros en los que se aceleraba, se notaba que mi energía y la suya estaban conectadas y ella también "se encendía". Me llamó mucho la atención una cosa respecto a la niña: ella nunca ha tenido problemas para echar los gases pero ese día...madre mía lo que salió de su cuerpecito!!! Expulsó una cantidad de aire tremenda, hizo caca... es como si ella, en vez de con lágrimas, expulsara todo lo malo de aquella forma.

Cuando terminamos me encontraba agotada, como después de una sesión de ejercicio o un masaje terapéutico. Rocío me advirtió que posiblemente me encontrase un poco "rara" o incluso tuviera algún dolor de cabeza, que intentásemos descansar. Esa tarde dormimos juntas una larga siesta, lo necesitábamos. Pero de los dolores de cabeza nada; de hecho había tenido unos días antes y desde la sesión no volvieron a aparecer. Y nos hemos encontrado muy bien, con menos tensión y más alegres.

Quiero repetirlo pronto, no me gustaría que esa experiencia se quedara en algo puntual. Y como puede que a alguna de vosotras también le pique el gusanillo, os dejo el mail de Rocío para que podáis contactar con ella.

Y si os animáis, contadme vuestra experiencia, ok?

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